"Debemos ver al control como cultura, donde la clave está en el autocontrol y para lograrlo se requiere de la toma de conciencia, donde cada colaborador vea al control en primera persona y se sienta parte del sistema de control al punto que cada uno se ocupe de realizar sus labores de la mejor manera independientemente de si está siendo o no controlado."
Cuando hablamos de cultura de control hay tabúes que primeramente debemos suprimir de nuestras mentes. Por ejemplo, concebir al control como:
Para establecer una cultura de control es necesario cambiar y transcender esa forma “tabú” de pensar que dista de la esencia del control, en este punto la Alta Dirección de las entidades juega un rol protagónico; donde deben no solo tener total convicción sino un compromiso ante el control a fin de que esto pueda ser entendido, proyectado y percibido desde el eslabón más alto hasta el último nivel de la entidad.
En la actualidad debemos ver al control como cultura, donde la clave está en el autocontrol y para lograrlo se requiere de la toma de conciencia, donde cada colaborador vea al control en primera persona y se sienta parte del sistema de control al punto que cada uno se ocupe de realizar sus labores de la mejor manera independientemente de si está siendo o no controlado. Con este nivel de internalización tendríamos como resultado una concepción del Control como un proceso que da lugar a:
El asentamiento y permanencia de una cultura de control dentro de las entidades se logra cuando se cambia el concepto de “ellos controlan o ellos me controlan” y se apropian del “yo controlo o nosotros controlamos”, a fin de encaminar las acciones hacia un proceso de gestión cuyos resultados estén en relación a los objetivos y metas organizacionales.
Por Mónica León.